A) Aumento de las tensiones inter-imperialistas y levantamientos populares
1. La profunda reorganización del capitalismo mundial está dando lugar a crecientes conflictos -comerciales, tecnológicos y militares- en las relaciones inter-imperialistas. Genocidio en Gaza, un enclave ahora enterrado en ruinas. La amenaza de un destino similar para la población libanesa, provocada por la salvaje guerra librada por el Estado sionista de Israel, apoyado incondicionalmente por sus aliados occidentales. También hay una guerra en Ucrania, desencadenada por la invasión del país por el ejército de Putin, con catastróficas consecuencias humanas y materiales. Y no olvidemos, entre otros sangrientos conflictos en todo el mundo, la guerra que sume en el caos a Sudán, con más de 10 millones de desplazados y cerca de 20.000 muertos en un año. En todas partes aumentan los presupuestos militares y crecen a pasos agigantados los acentos nacionalistas y «belicistas» que los acompañan. El espectro de las dos últimas guerras mundiales se cierne sobre nosotros y se plantea la pregunta: ¿nos conduce el imperialismo hacia un nuevo conflicto militar total?
Aumento de las tensiones inter-imperialistas por los mercados y las ganancias
2. El periodo posterior al fin de la URSS, de un imperialismo hegemónico estadounidense, policía en jefe del orden capitalista mundial para llevarse la parte del león, parece haber llegado a su fin. Aunque sigue siendo, con mucho, la fuerza dominante -con más de 750 bases militares en al menos 80 países, un dólar que sigue siendo la moneda de referencia en el comercio internacional y empresas estadounidenses que conservan el liderazgo en la mayoría de los sectores-, el imperialismo estadounidense debe enfrentarse ahora a la «emergencia» de otras potencias capitalistas, empezando por China. Tantas potencias rivales que tolera con dificultad, incluso a las que no están a su altura. Mientras está dispuesto a llegar a cualquier extremo para mantener militarmente su hegemonía, que tiende a erosionarse económicamente, el imperialismo estadounidense defiende celosamente su statu quo mundial, lo que de manera paradójica da la ilusión de que no es belicista, a diferencia de regímenes como Rusia y China que reclaman un lugar más importante en el sistema imperialista mundial.
3. Integrada en la economía mundial desde los años 70 como subcontratista de la industria occidental, que generó y sigue generando inmensas plusvalías mediante la superexplotación de cientos de millones de proletarios, China ha logrado sin embargo convertirse en la segunda economía mundial en términos de PIB (que se ha multiplicado por cuarenta desde 1980). El dirigismo económico estatal de un Partido Comunista, que no tiene nada de comunista, ha proporcionado a la burguesía china una herramienta muy afilada para defender sus intereses colectivos. Ha acumulado su propio capital mediante la explotación de vastos recursos naturales y, sobre todo, de una enorme reserva de esclavos empleados. En 2023, de las 500 mayores empresas del mundo, 142 eran chinas (136 eran estadounidenses, muchas de ellas en primer lugar). Con los excedentes comerciales y las transferencias de tecnología, la economía china ha ascendido: sus exportaciones ya no son simplemente juguetes, ropa o artículos de viaje, sino más teléfonos, automóviles, maquinaria y equipos eléctricos.
4. Como resultado de esta evolución, los intereses de la burguesía china, menos sujeta a las inversiones y decisiones de las multinacionales occidentales, ya no están tan estrechamente alineados con los de la burguesía occidental. Incluso están en competencia directa, no sólo en su mercado nacional, sino cada vez más a escala mundial. El mercado del automóvil es esclarecedor: en 2023, China será a la vez el mayor mercado del mundo con 21,7 millones de autos vendidos, el mayor productor mundial con 30 millones de autos ensamblados, y el mayor exportador mundial. Sus empresas tienen el liderazgo tecnológico en el vehículo eléctrico, presentado como el futuro, gracias a su control total de la producción: desde la extracción y el refinado de las materias primas clave hasta las plantas de montaje y las fábricas de baterías. Los acuerdos entre grupos occidentales y chinos, como entre Stellantis y Leapmotor, son un efecto boomerang de los concluidos hace unos veinte años: los constructores chinos están conquistando los mercados europeos e incluso estadounidenses, que intentan protegerse con barreras aduaneras.
5. Independientemente de sus discursos sobre el «Sur global» y la solidaridad que debería unir a sus Estados, el Estado chino, como las demás potencias imperialistas, defiende los intereses políticos y económicos de su burguesía nacional en muchos ámbitos y en la arena internacional. También desarrolla sus capacidades militares, año tras año, invadiendo hoy áreas de influencia y cuotas de mercado que pertenecieron a los imperialismos dominantes del siglo XX.
6. Para contener el crecimiento de este nuevo rival, Estados Unidos está ajustando considerablemente su política. Derechos de aduana de hasta el 100% sobre determinados productos chinos, restricciones a la exportación de los chips de más alto rendimiento, sanciones a empresas chinas como Huawei: estas medidas buscan frenar la competencia del capitalismo chino, tratando de cortarle el acceso a tecnologías de punta en la industria de los semiconductores y privándole de una parte del mercado estadounidense.
7. Sin embargo, el objetivo de esta guerra comercial y tecnológica que libra Estados Unidos no es cortar los lazos con China, cuya industria sigue abasteciendo a la economía mundial. La interdependencia de las economías china y estadounidense sigue siendo importante hoy en día: China sigue siendo el segundo poseedor de deuda estadounidense, las participaciones de capitalistas estadounidenses en la economía china aumentan y los intercambios comerciales siguen siendo elevados, a pesar de la caída de los dos últimos años (ascenderán a 664.400 millones de dólares en bienes y servicios en 2023, sin contar los productos chinos que pasan por México para eludir los derechos de aduana). Como taller del mundo, China ocupa un lugar central en las cadenas de suministro mundiales, y sigue siendo un destino preferente para el capital multinacional gracias a su mano de obra cualificada y a sus infraestructuras ultradesarrolladas. Además, el mercado interior chino se ha convertido en vital para los beneficios de ciertos sectores, como los artículos de lujo y la agroalimentación… mientras que su exceso de capacidad industrial hace que la economía china dependa de las salidas comerciales en los mercados mundiales.
8. ¿Se puede hablar de «desglobalización» o de «desacoplamiento» entre todas las economías a escala mundial? Por supuesto que no, pero sin dudas de un mayor proteccionismo. Cada Estado intenta apoyar a sus campeones nacionales con subvenciones masivas o barreras comerciales, ¡mientras que las ganancias siguen siendo privadas! En un contexto de inestabilidad, la globalización se fragmenta, flujos comerciales e inversiones de capital tienden a cambiar de dirección siguiendo el ejemplo del auge del comercio, sobre todo de hidrocarburos, entre China y Rusia. India, Indonesia y Vietnam, por su parte, comienzan a ver una afluencia de capitales occidentales que buscan reducir su dependencia de China.
9. Las reconfiguraciones de las relaciones inter-imperialistas afectan a todas las potencias, incluso a las llamadas secundarias. Las «viejas» potencias europeas están atrapadas en un torno entre la agresividad comercial de su «socio» estadounidense, a veces en su detrimento, y el ascenso de nuevas potencias, incluida China. Los capitalistas de Alemania, primera potencia económica de la UE, se están viendo afectados por la guerra de Ucrania y la política de sanciones de Estados Unidos, sobre todo en el acceso al gas ruso, mientras que se enfrentan a una seria competencia de la industria china en sus mercados de exportación. La industria «made in Germany» se debilita y, por supuesto son los trabajadores y los más pobres quienes lo pagan: entre otras consecuencias, se prevén despidos masivos en Volkswagen o Bosch, pero mucho más generalizados en todo el país.
10. Tras las descolonizaciones, Francia, que ha conservado intereses económicos y políticos en el África subsahariana y el Sahel, sufre el contragolpe de décadas de saqueo de las riquezas naturales y de sobreexplotación de las poblaciones, organizadas con el apoyo de gobiernos locales corruptos y dictatoriales. En Burkina Faso, Malí, Níger, Senegal y Gabón, los opositores a los regímenes, a menudo con uniforme militar, están tomando el poder aprovechando los legítimos sentimientos «antifranceses» de la población. Desafían la tutela del imperialismo francés… para negociar con él un trozo mayor del pastel o recurrir a un nuevo patrocinador. Pues China y Rusia, siguiendo los pasos de Estados Unidos y otros, intentan extender su propia zona de influencia en África.
11. Es también a través de sus territorios de ultramar que el imperialismo francés sigue reivindicando su papel mundial. Perpetuando la dominación heredada de la colonización, impone a los habitantes de estos territorios una situación de profunda desigualdad, a todos los niveles. La pobreza y el desempleo están más extendidos que en la Francia continental, pero también lo están la represión policial y las leyes excepcionales.
Mayotte: El imperialismo francés ha creado una frontera cada vez más hermética y mortífera entre Mayotte y los habitantes de las demás islas de las Comoras, buscando de esta forma crear divisiones entre las poblaciones de un mismo archipiélago. La brutal operación Wuambushu, llevada a cabo en 2023 para demoler chabolas y realizar expulsiones masivas, ilustra la violencia con la cual el gobierno francés administra estos territorios. También se ha producido un nuevo retroceso de la legislación, ya excepcional en Mayotte, sobre el derecho de suelo (ius soli).
Kanaky: el imperialismo francés utilizó la misma violencia para oponerse a la descolonización de Kanaky, un territorio de ultramar que avanzaba hacia la independencia. En respuesta a la movilización contra el brutal intento del Parlamento francés de revisar el padrón electoral en mayo de 2024 (con el objetivo de convertir a los Kanak en una minoría cada vez más pequeña en su propio territorio), la represión dejó más de una docena de activistas Kanak muertos. Siete de ellos, incluido Christian Tein, portavoz del colectivo que lideró la lucha (la Célula de Coordinación de las Acciones de Terreno, CCAT), se encuentran ahora en prisión en Francia, a 17.000 kilómetros de su hogar. Frente a la revuelta del pueblo Kanak, que aún no se ha desarmado, Macron y su primer ministro Barnier han tenido que dar marcha atrás, o al menos volver a presentar el proyecto de ley constitucional de reforma del código electoral.
Martinica: prosigue el movimiento contra la carestía de la vida, anunciado en julio de 2024 e iniciado el 1° de septiembre. Se desarrolla en un contexto de profundas desigualdades económicas que ya han desencadenado importantes revueltas, como la huelga general de varias semanas en Guadalupe en 2009, contra la «pwofitasyon» (mercantilismo). El movimiento actual en Martinica protesta contra un coste de la vida al menos un 40% superior al de la Francia continental. Estas desigualdades no sólo están vinculadas a la explotación capitalista, sino también a la realidad colonial. Y también en Martinica, son las fuerzas represivas del Estado francés las que defienden los privilegios de la clase acomodada, atacando sobre todo a los líderes de las protestas. Mientras escribimos, Rodrigue Petitot, portavoz de RPPRAC (Agrupación por la protección de los pueblos y recursos afrocaribeños), ha sido detenido y encarcelado.
A través de nuestra expresión política y nuestra participación en las manifestaciones, denunciamos esta perpetuación de la opresión colonial por parte de nuestro propio imperialismo, en estas llamadas «comunidades territoriales».
¿Hacia una nueva guerra mundial?
12. Como marxistas revolucionarios, sabemos que el capitalismo lleva consigo la guerra, particularmente en su fase imperialista. Marx subrayó hasta qué punto la fuerza es un agente económico del capitalismo. La exacerbación de los conflictos entre las distintas potencias imperialistas se traduce en intentos de redivisión del mundo, en cambios en la relación de fuerzas comerciales que pueden desembocar en enfrentamientos armados. La reconfiguración de las relaciones de fuerzas que se viene produciendo desde hace unos diez años, marcada por el aumento de los conflictos, incluidos militares, no expresa hoy una voluntad programada de las burguesías mundiales de ir a la guerra en un determinado momento y contra determinados bandos. Estados Unidos y sus aliados de la OTAN no están en confrontación directa con Rusia en suelo ucraniano, como tampoco lo están Estados Unidos y China en torno a Taiwán. Pero no debemos tomar a la ligera el notable aumento mundial de los presupuestos militares -en detrimento de los presupuestos sociales- y los intentos de reclutamiento nacionalista. Cuantos mayores sean las tensiones, mayores serán los aumentos de los presupuestos militares y mayores los riesgos de una espiral generalizada fuera de control. Todas las potencias imperialistas, incluida Francia, tratan ahora de modernizar su ejército, en gran beneficio de sus comerciantes de armas, cuyas ganancias florecen. Esto es un recordatorio de hasta qué punto los complejos militares-industriales son los pulmones de repuesto de las economías capitalistas sin aliento. Y, por supuesto, el auge del mercado de armas también significa que estas armas pueden utilizarse. ¿Para qué guerras?
13. Si se hace demasiado hincapié en el peligro, real, de futuras guerras interestatales, conocidas en la jerga militar como guerras de «alta intensidad», entre potencias imperialistas, se corre el riesgo de minimizar las guerras de clase y las guerras contra los pueblos que están librando hoy ante nuestros ojos, a veces conjuntamente. También se corre el riesgo de minimizar la complicidad entre protagonistas imperialistas que están en bloques opuestos pero que, a través de sus continuos acuerdos y relaciones, buscan ante todo mantener el orden social capitalista, a costa de una mayor explotación y opresión de los trabajadores y los pueblos, y sobre todo de una terrible ampliación de las desigualdades sociales en el mundo. Estas desigualdades son cada vez mayores, y desde hace años dan lugar a grandes revueltas y movilizaciones sociales, contra cuales las potencias imperialistas preparan sus armas políticas y, sobre todo, represivas -contingentes policiales y militares cada vez más numerosos y super-armados.
Es del infierno de los pobres -y del planeta- que se hace el paraíso de los ricos
14. Según el ranking 2024 de la revista Forbes, nunca ha habido tantos multimillonarios en el planeta como en 2024 (son 2.781) y nunca han sido tan ricos (totalizan 14.200 billones de dólares). Desde los viejos leones de la industria y el lujo hasta los jóvenes lobos de la tecnología, sea cual sea su nacionalidad, todas estas fortunas beben de la misma fuente de explotación capitalista. Los dividendos pagados a los accionistas marcaron un nuevo récord en 2023, gracias sobre todo al arma de la inflación. El desarrollo del sector de las tecnologías de la información y la comunicación ha creado nuevos gigantes, cada uno de ellos con una capitalización bursátil equivalente al PIB de Francia. Desde lo alto de sus fortunas y de sus imperios mediáticos, los más grandes se exhiben. Aquí, Bolloré promueve sus ideas reaccionarias. Allá, el hombre más rico del mundo, Elon Musk, reaccionario XXL, se ha lanzado a la batalla de las elecciones presidenciales estadounidenses para apoyar a su multimillonario amigo Trump.
15. Esta acumulación de riqueza en manos de un número ínfimo de multimillonarios se está produciendo a costa de los trabajadores, con la contrapartida directa de la precariedad de las condiciones de vida y de trabajo de la inmensa mayoría de la población mundial. Sin mencionar a los que sufren de las opresiones, las catástrofes ecológicas y las guerras alimentadas por el capitalismo. Durante los últimos cuarenta años de desarrollo capitalista desenfrenado en China, muchos trabajadores rurales y del sector informal se han integrado (de las formas más brutales y bárbaras) en la industria a gran escala. Estos trabajadores se han convertido en empleados, engrosando las filas de la clase obrera y sus luchas por decenas de millones. En todas partes, los beneficios de las grandes empresas se ven alimentados por las políticas de destrucción social y de agravamiento de la explotación aplicadas por los gobiernos a su servicio, como la reducción de la edad de jubilación en Francia, China y muchos otros países. Los salarios reales, mientras tanto, están siendo devorados por la inflación en casi todas partes. En las últimas décadas, la inflación estaba «reservada» a los países más pobres, pero ahora se ha convertido en un fenómeno mundial. En algunos países, como Argentina y Venezuela, la inflación desproporcionada está teniendo consecuencias sociales dramáticas, empujando a sectores enteros de la población a la pobreza y proporcionando un terreno fértil para los demagogos de extrema derecha.
16. Con su explotación ilimitada tanto de los seres humanos como de la naturaleza, el capitalismo también amenaza con convertir nuestro planeta en un infierno. + 3,1°C (según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente de octubre de 2024): esta es la trayectoria más probable hacia la que nos conducen su insaciable búsqueda de beneficios y su implacable y anárquico productivismo. A medida que aumentan la frecuencia y la intensidad de las catástrofes vinculadas al cambio climático, son las poblaciones más pobres las más afectadas. Los trágicos sucesos ocurridos recientemente en Valencia, en España (además de las catástrofes aún más terribles en países como Bangladesh), demuestran que estas tragedias no son «naturales», sino sociales y políticas: el capitalismo mata en masa. En Valencia, la rabia y la toma de conciencia sobre las responsabilidades de los empresarios y de las autoridades estatales estallaron en manifestaciones que mostraron el camino a seguir.
17. Cuando las posibilidades tecnológicas nunca han sido tan capaces de satisfacer las necesidades de la humanidad, y los modernos medios de comunicación tienden a abolir las distancias, el papel reaccionario y bárbaro del capitalismo es tanto más evidente. Este sistema es totalmente incapaz de garantizar el bienestar, e incluso la supervivencia, de los miles de millones de habitantes del planeta. Lo que se necesita urgentemente es una revolución mundial que arrebate el poder de las manos del puñado de explotadores que están llevando a la humanidad al paredón.
B) Ucrania, dos años y medio de guerra y reconfiguración del equilibrio de poder
18. La guerra que asola Ucrania desde hace dos años y medio, tras la invasión rusa del país por Putin en febrero de 2022, se ha cobrado un altísimo precio entre las clases trabajadoras del país (decenas de miles de militares y civiles muertos y heridos y dificultades crecientes para reclutar para el frente, acompañadas de escenas de violencia para hacerlo, millones de desplazados y exiliados, infraestructuras vitales y viviendas destruidas, incluso ciudades arrasadas, y un 20% del territorio ocupado por el ejército ruso). Ofrece el espectáculo de lo que pueden engendrar las tensiones y rivalidades inter-imperialistas: el paso de las rivalidades comerciales o «geopolíticas» al conflicto armado. Si nos parece que es deber de los revolucionarios proletarios exigir que las tropas del imperialismo ruso abandonen el suelo ucraniano, en nombre del derecho del pueblo ucraniano a decidir su propio destino, nos parece igual de importante denunciar las responsabilidades del imperialismo estadounidense, que ha aprovechado la oportunidad para insuflar nueva vida a la alianza militar de la OTAN, supuestamente en «defensa de Ucrania». Detrás de Biden, Scholz y Macron se han unido para proporcionar dólares y juguetes bélicos (que pagarán las clases trabajadoras) al gobierno de Zelensky, no en defensa del pueblo ucraniano, cuyo territorio está cada vez más devastado y ocupado, sino en apoyo de los beneficios y los mercados de las multinacionales norteamericanas del gas, nucleares y, sobre todo, armamentísticas.
19. La ayuda occidental bajo el liderazgo de Biden ha sido sustancial (en términos de venta de armas y beneficios) pero políticamente mesurada. Se han cruzado las llamadas «líneas rojas» que las potencias occidentales se habían fijado inicialmente para la entrega de tanques y aviones: asesores militares occidentales están presentes en suelo ucraniano mientras que soldados ucranianos han sido entrenados en Gran Bretaña y Francia. Pero mientras Biden acaba de autorizar a Ucrania a utilizar misiles de largo alcance capaces de alcanzar a Rusia en profundidad, Estados Unidos sigue negándose a que las tropas occidentales se enfrenten directamente a las tropas rusas. Sobre el terreno, «sólo» luchan entre sí las fuerzas armadas del imperialismo ruso y las del Estado capitalista ucraniano. Entre los episodios más recientes, la invasión ucraniana de la región rusa de Kursk, con la ocupación de 70 pueblos y la evacuación de 130.000 personas, parece ser principalmente un engaño de Zelensky para desviar la atención del avance ruso en el Donbass, una distracción por la que sólo están pagando un alto precio las poblaciones rusas y ucranianas a ambos lados de la frontera. Por otro lado, la llegada a Rusia de varios miles de soldados norcoreanos ilustra sobre todo que Putin ve en Corea del Norte una reserva de mercenarios.
20. Esta guerra podría prolongarse o convertirse en uno de esos «conflictos congelados» que vive el mundo. Desde hace algunos meses, Estados Unidos está frenando su apoyo militar y financiero a Ucrania. Algunos sectores de la burguesía estadounidense desearían un cese el fuego entre las partes, basado en la relación de fuerzas sobre el terreno, en cierta medida en beneficio de Putin (lo que no significa en detrimento de Estados Unidos). La demagogia electoral de Trump incluía la promesa de negociar el fin de la guerra en cuanto tomara posesión. Hay que recordar que mientras Estados Unidos y Rusia compiten por repartirse las riquezas del planeta y que estas y otras rivalidades inter-imperialistas podrían estallar en un conflicto global, el imperialismo estadounidense sigue considerando al régimen de Putin como un pilar del orden imperialista. Sin duda, es Trump quien está expresando de la forma más descarada lo que podrían llegar a ser los objetivos estadounidenses en este terreno: los de un imperialismo que, habiendo aprovechado la guerra dirigida por Putin para reinvertir económicamente, políticamente y militarmente en el continente europeo, especialmente en su zona oriental, podría reanudar las relaciones oficiales con Rusia. Un acuerdo a costa de las clases trabajadoras ucranianas, que también podría pisotear totalmente o parcialmente los intereses de Zelensky y de los capitalistas a los que representa, e incluso muchos de los intereses económicos y políticos de los aliados de la OTAN, principalmente Alemania. La OTAN es ciertamente una alianza, pero una alianza entre bandidos que compiten ferozmente entre sí.
21. Ante esta situación, en la que el imperialismo estadounidense, que predomina, consigue beneficiarse de la anexión bélica de un trozo de Ucrania por parte de Putin, la extrema izquierda y la izquierda radical internacional han reaccionado de diferentes maneras. Algunos apoyaron casi incondicionalmente a Zelensky y el apoyo militar que recibió de las potencias de la OTAN, sugiriendo que la lucha de clases podría posponerse hasta después de que el país hubiera sido «liberado». Otro sector se sintió tentado por el «campismo», es decir, por elegir el bando opuesto al imperialismo estadounidense. Esto se expresa de diferentes maneras: negativa a considerar imperialista al régimen ruso instalado sobre las ruinas de la antigua URSS, negativa a exigir que las tropas rusas abandonen Ucrania, llamamientos a la «paz» como si los beligerantes rusos y ucranianos sobre el terreno estuvieran en una posición simétrica. Esta tentación campista, que podemos entender sin compartir, tiene sus raíces en los crímenes cometidos durante décadas por los imperialismos occidentales dominantes. No dudamos en afirmar: “¡Fuera las tropas de la OTAN, incluidas las francesas, de todos los continentes!” La libertad del pueblo ucraniano no puede ser la sustitución de un opresor imperialista por otro.
22. Pero los revolucionarios deben sin embargo denunciar al imperialismo ruso, que puede ser de segunda categoría, pero que actúa en contra de los trabajadores y los pueblos, empezando por los que domina directamente en una vasta zona. En los casi 25 años que lleva en el poder, Putin dio su apoyo inquebrantable a los dictadores que luchan contra los levantamientos populares: en Siria, Ucrania, Bielorrusia, Kazajstán y África. Su dictadura es cada vez más costosa y represiva para las propias clases trabajadoras rusas; Putin ha librado una guerra colonial en Chechenia y emprende una caza mortal de los opositores a sus políticas, más de un millón de los cuales se han exiliado. Intenta hacerse el campeón del antiimperialismo (el que defiende los intereses de los capitalistas riquísimos), presumiéndose, entre otras cosas, del apoyo de los Brics (alianza formada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), cuya reunión organizó en Kazán, Rusia, y que se amplió para incluir a una treintena de países. Una clara burla a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, pero ciertamente no un golpe fatal contra ellos. El Monopolio imperialista mundial es hoy una mesa de billar con demasiados cojines para que el movimiento obrero revolucionario se conforme con cualquier «campismo» que separe dos campos coyunturalmente opuestos del mismo imperialismo mundial. El único «campismo» válido es el planteado por Marx, entre «burgueses y proletarios». Queda darle vida a través de nuestros esfuerzos militantes para construir un polo revolucionario internacional. Sí, es una emergencia revolucionaria, una emergencia para encontrar un camino común hacia la independencia de clase de los trabajadores y las poblaciones empobrecidas del planeta.
23. Por supuesto, en Francia, en nuestras reuniones y campañas electorales, hemos denunciado el apoyo hipócrita o muy interesado (a través de la venta de armas) de Macron a Zelensky, y seguimos haciéndolo. Denunciamos la forma en que se ha utilizado la guerra de Ucrania para justificar un aumento del presupuesto militar, es decir, el botín que pueden embolsarse los comerciantes de armas franceses, que ahora son los segundos exportadores del mundo (y Barnier no tiene ninguna intención de reducir su posición). También denunciamos la oportunidad que Macron ha aprovechado para hacer sonar la corneta nacionalista y empezar a trabajar en un SNU (servicio nacional universal), una nueva versión del servicio militar para intentar reclutar a los jóvenes. Además de nuestras propias intervenciones, propusimos un meeting de los revolucionarios el pasado 1° de mayo contra la guerra y el auge del militarismo, que desgraciadamente quedó sin respuesta. La dificultad de movilizarse contra la guerra de Putin y la forma en que la explotan las potencias imperialistas occidentales viene también de la presión ejercida por la burguesía francesa: una parte de la derecha y de la extrema derecha están vergonzosamente del lado de Putin; los partidos unidos en el Nuevo Frente Popular (NFP) están divididos, los socialistas y los verdes van a remolque del imperialismo americano mientras que el PCF y la LFI defienden un pacifismo abstracto. Una política de independencia de clase y debates para definirla entre revolucionarios de diferentes países, incluyendo Ucrania y Rusia, sería de la mayor importancia. Existen algunos avances en este sentido, y estamos trabajando en ello, pero son muy escasos.
C) La guerra de Israel contra Gaza y Líbano, las grandes potencias cómplices
24. En el momento de escribir estas líneas, es imposible saber hasta dónde llegará la escalada bélica de Israel en Medio-Oriente. A pesar de los numerosos viajes del secretario de Estado norteamericano para intentar poner las condiciones de un cese el fuego con el apoyo de sus otros aliados en la región, a pesar de las amonestaciones verbales de Macron sobre la guerra en Líbano, las grandes potencias occidentales, como bomberos pirómanos, son incapaces de limitar un incendio provocado por Israel: Gaza arrasada y 43.000 muertos, Líbano bombardeado y miles de personas en vías de éxodo, y la continuación del enfrentamiento con misiles con Irán.
Pirómanas y cómplices, las grandes potencias occidentales lo han sido desde el principio
25. La política expansionista de Netanyahu durante años de crear un «Gran Israel» desde el mar hasta el Jordán expulsando a los palestinos contó con el apoyo de Trump, simbolizado en la instalación de la embajada estadounidense en Jerusalén en 2018. Un apoyo del que su sucesor Biden se cuidó de no retractarse, al tiempo que afirmaba que él no habría tomado la decisión. Netanyahu tenía luz verde de Estados Unidos. La incursión criminal del 7 de octubre llevada a cabo por Hamás, para hacerse pasar por el héroe del pueblo palestino sobre el que ejerce su dictadura en Gaza, le proporcionó el pretexto.
26. Desde el estallido de la guerra de Israel en Gaza, prolongada por una campaña de nuevos asentamientos en Cisjordania, seguida a finales de septiembre de 2024 por la invasión del Líbano y las amenazas contra Irán, Israel ha contado paso a paso con la aquiescencia de Estados Unidos y de las demás grandes potencias, incluida Francia. Al mismo tiempo, la escalada bélica de Israel ha provocado llamamientos a la moderación por parte de estas potencias, por temor a desestabilizar de nuevo un Medio-Oriente fuente de tantas riquezas petrolíferas y rutas comerciales.
El orden imperialista por encima de todo
27. Las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, nunca han rehuido el derramamiento de sangre en Medio-Oriente. Tras alentar la guerra Irán-Irak (1980-1988, casi un millón de muertos) para debilitar al nuevo régimen iraní, Estados Unidos envió sus propias tropas a la región. Con el fin de la URSS, Estados Unidos sintió que había llegado su momento de gobernar el mundo sin oposición. El resultado: dos guerras en Irak, la segunda de las cuales creó más caos que orden, hasta el punto de que Estados Unidos acabó cediendo el poder a los dirigentes chiíes, transigiendo con el régimen iraní, considerado su gran enemigo en la región; después, veinte años de guerra en Afganistán para luchar contra los talibanes, antes de cederles finalmente el poder retirándose del país.
28. La intervención militar de Estados Unidos en la guerra de Siria fue un asunto puntual, que terminó con la adhesión de Estados Unidos y sus aliados (incluida Francia) a la política de rescate del régimen de Bashar al-Assad, bajo la égida de la Rusia de Putin y de Irán, con la ayuda militar de las tropas libanesas de Hezbollah, porque eran incapaces de encontrar una dictadura alternativa a la de al-Assad. Esta política de Estados Unidos en Siria, al igual que su política en Egipto en 2011, cuando abogó por el reparto de poder entre el ejército y la Hermandad Musulmana para frenar la revuelta que derrocó a la dictadura de Mubarak (antes de que el mariscal Sissi se deshiciera de la Hermandad a pesar de los consejos de Estados Unidos), es característica de una cosa: las grandes potencias occidentales del Medio-Oriente no temen tanto a los movimientos islámicos (Hamás, Hezbolá, Houthis) o a las dictaduras cuyos intereses rivalizan en parte con los suyos (Irán), como a los pueblos de la región si exigen su libertad y lo que les corresponde. Por encima de estas rivalidades, el orden contra los pueblos es lo primero.
Israel, policía imperialista
29. Aparte de las razones políticas internas, hay una razón fundamental para el apoyo indefectible de las grandes potencias a Israel: como país pequeño y rico en medio de un Medio-Oriente de miseria, desempeña un papel de policía en la región. Israel es el único Estado policía que el imperialismo occidental no puede temer que se vuelva en su contra. Pero está lejos de ser el único policía de la región. Todos los esfuerzos de la diplomacia estadounidense en los últimos años han consistido en inducir a los regímenes dictatoriales de los países árabes vinculados a ellos a abandonar su fachada de solidaridad con el pueblo palestino para establecer relaciones diplomáticas y comerciales ventajosas con su amigo israelí. Una diplomacia que el aventurerismo de Netanyahu está molestando en cierta medida.
30. La insistencia de la diplomacia estadounidense y de sus aliados occidentales en abrir Gaza a la ayuda humanitaria, por insuficiente que sea, pretende mantener a estos dos millones de pobres en el gueto en el que están confinados desde hace décadas.
31. La guerra en Líbano estaría más en línea con la política estadounidense, que ha clasificado a Hezbolá como «organización terrorista». Estaría menos en consonancia con la política francesa, cuyos hombres de negocios han mantenido numerosos intereses en Líbano (antiguo protectorado colonial francés) y que considera a Hezbolá un partido de gobierno como cualquier otro -con cuyos dirigentes Macron tenía mucho interés en reunirse en Beirut. Un partido religioso de extrema derecha, nacido en 1982 tras la guerra civil libanesa en las regiones pobres del país, que hoy tiene, además de su ejército, sus empresarios, sus ministros y participó, como los demás, en la represión del movimiento social que sacudió Líbano en 2019.
Rivalidades pero solidaridades de clase
32. Los pueblos víctimas de esta guerra no tienen aliados ni del lado de los gobiernos que, como los de Irán o Siria, rivalizan con Estados Unidos, ni del lado de estos movimientos nacionalistas religiosos como Hamás o Hezbolá, partidos burgueses y reaccionarios para los que los pueblos no son más que carne de cañón para aumentar su influencia y su poder dictatorial. Hace algunas décadas, la causa palestina tenía eco en todo Medio-Oriente, e incluso en el Norte de África, cuando parecía representar una prolongación de las revueltas coloniales. Esta solidaridad pudo darle fuerza, incluso independientemente de la dirección nacionalista del movimiento, que sólo buscaba alianzas con los gobiernos vecinos. Hoy, esta solidaridad parece tener dificultades para expresarse, salvo en Jordania, donde existe una importante comunidad de emigrantes palestinos, y donde el rey se ha apresurado a reprimir cualquier manifestación.
33. Queda el polvorín social que se ha manifestado en varias ocasiones en Medio-Oriente en los últimos años (incluida la profunda revuelta social en Irán, aún latente a pesar de la represión), especialmente desde la Primavera Árabe de 2011. Es el estallido de una revuelta contagiosa en estos diversos países, contra las masacres en Palestina y Líbano, lo que podría aportar un apoyo real a los pueblos palestino y libanés. Y por qué no, aunque desgraciadamente estamos aún muy lejos de ello, la oposición por fin en Israel a esta guerra genocida que dura ya más de un año.
34. Es también por esta razón, tanto para presionar a los gobiernos que apoyan la política belicista de Israel, como para fortalecer todo lo que podamos a todos los que están sublevados allí, por lo que debemos mostrar nuestra solidaridad con los palestinos y los libaneses aplastados por la guerra. Esto es lo que nuestro partido ha hecho prioritario en el último año, a través de las manifestaciones de apoyo a los palestinos y al pueblo libanés.
35. En Francia, este movimiento de solidaridad, aunque numéricamente limitado, marca la situación política por su duración y la politización que ha generado, sobre todo entre los jóvenes. Actualmente somos una parte reconocida e identificada de este movimiento en varias ciudades, a través de nuestra participación casi semanal en manifestaciones, a las que nuestra intervención, incluso en el ámbito jurídico para forzar su autorización en octubre de 2023, ha contribuido. Durante el último año, hemos creado un colectivo llamado «Inter-orga Palestina», comprometido a reforzar esta movilización sobre una base de clase, sin alinearnos únicamente tras la perspectiva nacionalista de la «resistencia» palestina: por el cese inmediato de los bombardeos y contra la política colonialista y segregacionista del Estado de Israel apoyada por las grandes potencias imperialistas, denunciando al mismo tiempo las perspectivas oscurantistas y reaccionarias de Hamás y del Hezbolá libanés. Como parte de este movimiento, hemos estado entre los que se han pronunciado contra la represión del Estado, pero también contra las campañas de las autoridades y sus partidarios, mezclando la solidaridad con el pueblo palestino al antisemitismo. Hemos tratado de llevar el debate a los sindicatos y, más ampliamente, al lugar de trabajo, incluso a través de la iniciativa «Auxiliares [sanitarios] por Gaza».
D) El auge de la extrema derecha en el mundo
36. En este contexto de crisis exacerbada del sistema capitalista, las burguesías competidoras a escala internacional están combatiendo a los trabajadores y a los pueblos con el mismo arsenal político de armas de división de masas, con el fin de seguir extrayendo los máximos beneficios de la explotación de la clase obrera. Estas armas incluyen el autoritarismo, el racismo, la xenofobia y el nacionalismo. De ahí el auge en todo el mundo de una extrema derecha, más o menos nostálgica del fascismo de los años 30, cuyos cuadros hacen sistemáticamente propaganda racista, reaccionaria y autoritaria. Logra éxitos electorales espectaculares, llegando al poder en muchos países del mundo, en solitario o mediante alianzas puntuales o a largo plazo con otros partidos burgueses (Argentina, Italia, India, Austria, Países Bajos, entre otros). Los éxitos electorales de los demagogos de extrema derecha van acompañados de una intensificación de la ofensiva política y cultural contra las personas LGBTI (lesbianas, gays, bi, trans, intersexuales) y contra las mujeres, en nombre de los valores tradicionales de la familia y la patria. Pero también contra los migrantes, por supuesto, el blanco de todos ellos, porque a través de los migrantes apuntan a todos los trabajadores.
37. La vuelta de Trump al poder se inscribe en este contexto, tras el interludio de un mandato del Partido Demócrata que disgustó a gran parte de los que le habían votado en 2020, derrotando así la candidatura de Trump al final de su primer mandato. Desilusión, sobre todo entre la clase trabajadora, cuya situación ha seguido empeorando. Como consecuencia, el Partido Demócrata pierde este año diez millones de votos respecto a las elecciones de 2020, lo que refleja más el descrédito en el que se encuentran los demócratas que el avance de las ideas de Trump. Victoria, sin embargo, para el dinero y la reacción. Junto al multimillonario Trump está el hombre de negocios más rico de Estados Unidos, Elon Musk, a quien se le ha prometido el cargo de ministro de «Eficiencia Gubernamental»: productividad y beneficios ante todo. Y todas las ideas más reaccionarias están al orden del día: desprecio de los derechos de las mujeres, intensificación de la caza de inmigrantes, refuerzo del proteccionismo económico (lo que anuncia una mayor presión sobre la clase obrera estadounidense). Y aunque Trump prometió en su campaña negociar la paz en Ucrania con Putin a espaldas del pueblo, su elección es ya un aliento a la política genocida y a la escalada bélica de Netanyahu.
Está por ver cuáles serán las reacciones de las clases populares ante los nuevos ataques que se preparan, en particular las de la clase obrera, cuyos movimientos de huelga se han multiplicado en los últimos años; también está por ver cuáles serán las reacciones de una parte de la juventud, politizada, como en todas partes del mundo, por la situación internacional.
38. Sobre todo en los países más ricos del mundo, la extrema derecha prospera con el espantajo de la inmigración, que enmascara las responsabilidades de los capitalistas y de su sistema de explotación ante las clases trabajadoras empobrecidas y preocupadas. La caza de inmigrantes la llevan a cabo todos los gobiernos en el poder, ya sean de extrema derecha, derecha, izquierda o coalición, hasta tal punto que en Europa, por ejemplo, el Canal de la Mancha y el Mediterráneo se han convertido en cementerios. En la Unión Europea, la caza se organiza y financia de forma concertada para mantener a los migrantes fuera de las fronteras de una UE atrincherada, en campos de Túnez, Libia o Turquía. En muchos otros países, como India y Birmania, la caza de migrantes se convierte a menudo en masacres, alentadas o incluso orquestadas por los gobiernos.
39. Evidentemente, los revolucionarios deben ponerse a la cabeza de la lucha contra la influencia ideológica de la extrema derecha, planteando reivindicaciones en favor de la apertura de las fronteras, la libertad de circulación, la derogación de todas las leyes racistas, la defensa de los derechos conquistados por las mujeres y las personas LGBTI, pero también la denuncia del patriarcado y del racismo sistémico.
40. Para acabar con la extrema derecha a escala internacional y con todas las políticas de derecha y de izquierda que le allanan el camino, no serán eficaces las convocatorias de frentes electorales «republicanos» o incluso «de izquierda». La solución a este problema, tanto nacional como internacional, está ligada al necesario resurgimiento y reorganización de un movimiento obrero revolucionario, internacional e internacionalista.
E) ¿La clase obrera ha vuelto?
41. Escribimos a finales de 2022 en el texto de la Plataforma C al 5o congreso del NPA:
« La regresión globalizada provoca revueltas populares y el surgimiento de protestas proletarias. Al mismo tiempo, el proletariado reacciona con olas sin precedentes de protesta social a gran escala. Primero, en 2011, asistimos a procesos revolucionarios sin precedentes – durante décadas- en Medio-Oriente y en el Norte de África. Pero la falta de liderazgo revolucionario hizo que esta «primavera árabe» se convirtiera en un invierno de contrarrevoluciones o, en todo caso, de regímenes autoritarios. Sin embargo, menos de diez años después, en 2019, hemos asistido a un resurgimiento de las protestas masivas, que han vuelto a afectar a las zonas urbanas, esta vez en todo el mundo: en Sudán, Argelia, Haití, Hong Kong, Honduras, Kazajistán, Puerto Rico, Líbano, Chile, Irak, Colombia, Sri Lanka, y un aumento de las huelgas en Irán seguido hoy de una explosión de manifestaciones contra el régimen […] Se extienden los sentimientos de revuelta contra la explosión de las desigualdades (tanto a escala mundial como en el seno de los países imperialistas) y se acelera el descrédito de los partidos políticos, incluidos los llamados «de izquierdas» (véase la rápida erosión del neo-reformismo en Chile), así como de los aparatos sindicales tradicionales. Por un lado, esta situación está reforzando un movimiento de extrema derecha polifacético, pero bien establecido en todo el mundo. Por otro, estos factores objetivos podrían converger y desembocar en verdaderas revoluciones sociales. Esto hace imprescindible fortalecer el factor «subjetivo», construyendo direcciones y partidos revolucionarios capaces de comprender, vincularse e intervenir en estas disputas políticas y sociales, con el objetivo de transformar las revueltas en revoluciones sociales que no sólo derroquen a un dictador o a un régimen, sino que pongan fin a la dictadura del capital e instauren una situación de doble poder que conduzca a un gobierno de los trabajadores. »
42. Estas líneas siguen siendo actuales: la situación sigue marcada por la polarización social y política entre una extrema derecha cada vez más fuerte y la existencia de protestas sociales y políticas, a veces a gran escala, como el movimiento «Mujeres, Vida, Libertad» en Irán. Cuando la izquierda ha vuelto al poder, ya sea en España, Chile, Reino Unido o Brasil, no ha hecho nada para responder a las aspiraciones populares y se ha comportado como un fiel gestor del capitalismo, lo que ha acelerado su descrédito. Cabe señalar que, en un contexto inflacionista, asistimos al retorno de huelgas masivas en países industrializados como el Reino Unido, Estados Unidos y Alemania: «La fuerza de los trabajadores es la huelga» … ¡más que nunca! Estas huelgas pueden conseguir reivindicaciones inmediatas, como los aumentos salariales en la industria automovilística estadounidense, y podrían fomentar un renacimiento de la organización colectiva en la clase obrera: ya están dando lugar a una izquierda sindical más fuerte y más joven. Sin embargo, confinadas por los aparatos sindicales a un nivel estrictamente económico, no han obstaculizado hasta ahora el auge de las ideas reaccionarias, ni ideológica ni políticamente. Para que estas huelgas y movilizaciones salgan del estancamiento de los sindicatos o de los «reformistas» y se transformen en contestación política y en una incursión de los trabajadores en el dominio de la propiedad privada capitalista, con el fin de imponer su propia ley y su propio poder, urge una política revolucionaria (dirección y partidos revolucionarios).
F) Nuestra construcción de vínculos internacionales
Un polo de revolucionarios a escala internacional
43. El sistema capitalista al que nos enfrentamos, y el poder de la clase dominante, son internacionales por naturaleza. También lo es nuestra clase. La toma del poder, la construcción del comunismo y, más ampliamente, la lucha de clases, se llevarán a escala internacional. La tarea de construir un partido mundial, una Internacional, paralelamente a la construcción de un partido dentro de las fronteras nacionales impuestas, constituye lógicamente uno de los pilares de nuestra orientación y de nuestra práctica cotidiana. Somos conscientes del desfase entre la situación actual y este objetivo. La fragmentación de las fuerzas revolucionarias tanto a nivel nacional como internacional agranda esta brecha.
44. Insistimos en los pasos posibles hacia la construcción de partidos revolucionarios en Francia y en el mundo. Planteamos la orientación hacia un polo de revolucionarios como un paso hacia este objetivo. Para ello, participamos o tomamos iniciativas para establecer relaciones con organizaciones y militantes revolucionarios a escala internacional, sin sectarismo. No pretendemos proclamar otra Internacional de la que nos creamos el elemento central. Estamos abiertos al diálogo con corrientes y organizaciones cuyas posiciones y prácticas puedan contribuir a nuestra comprensión de las situaciones y que, como nosotros, busquen el intercambio. No deseamos realizar acercamientos basándonos únicamente en textos. Nuestras referencias programáticas deben estar iluminadas por prácticas militantes y organizativas, puestas a prueba por nuestra presencia y nuestras acciones en la clase obrera y entre los jóvenes. Buscamos desarrollar una visión común de la situación y de las tareas a través de este contacto entre las ideas revolucionarias y su puesta en práctica.
Nuestra experiencia reciente en Francia, desde la explosión del NPA en su 5o congreso, nos anima a pensar en la construcción de organizaciones revolucionarias a través de procesos de fusiones y recomposiciones, tanto nacionales como internacionales, que, dada la urgencia del contexto general, deberían acelerarse.
Nuestros encuentros revolucionarios de verano (RER) bajo la bandera del internacionalismo
45. Nuestras RER ilustran nuestra concepción de estos vínculos internacionales y nuestros esfuerzos por construirlos. En el verano de 2024, por segundo año consecutivo, militantes de organizaciones invitadas: la Liga por la 5ª Internacional, la Oposición Trotskista Internacional (incluido el Partido Comunista Obrero de Italia), Alternativa Socialista de Australia, Lutte ouvrière, Lotta comunista; organizaciones próximas al NPA-R: Izar (Izquierda Anticapitalista Revolucionaria de España), OKDE Spartakos (Organización Comunista Internacionalista Spartakos de Grecia), RSO (Organización Socialista Revolucionaria de Alemania y Austria), SON (Speak Out Now, Estados Unidos); y organizaciones internacionales cuyos militantes están organizados dentro del NPA-R: Socialismo o barbarie y la Liga Internacional Socialista. Una vez más, la distancia política que pueda existir entre los distintos grupos no impide los intercambios y colaboraciones necesarios para todos.
La experiencia de la conferencia de Milán
46. Aplicando este método, participamos en las dos primeras conferencias de Milán, iniciadas por la organización Lotta Comunista. Esta organización tomó la buena iniciativa de proponer a todas las fuerzas revolucionarias que lo desearan discutir los medios de oponerse a los riesgos de la guerra imperialista y reunió en el verano de 2023 a un número importante de organizaciones revolucionarias, entre ellas un buen número de organizaciones trotskistas. Tenemos francos desacuerdos, pero también importantes puntos de acuerdo, con esta organización revolucionaria italiana. Estos puntos de acuerdo condujeron a la organización conjunta de una manifestación y un encuentro en París en marzo de 2024, al que asistieron más de 800 personas, contra la Europa Fortaleza y por la libertad de circulación. La próxima (y tercera) «conferencia de Milán» se celebrará en la primavera de 2025 en París, y somos coorganizadores.
Hacia un campamento común internacional entre organizaciones con vínculos preexistentes
47. Desde hace varios años, las corrientes l’Étincelle (la Chispa) y A&R del NPA-R han ido forjando estrechos vínculos con organizaciones internacionales: Speak Out Now en Estados Unidos y la RSO en Alemania para l’Étincelle (la Chispa), Izar en España y OKDE-Spartakos en Grecia para A&R. Los vínculos forjados entre estas organizaciones se derivan de las historias respectivas de estas dos corrientes. El proceso de fusión en el que estamos inmersos en Francia, entre l’Étincelle (la Chispa) y A&R (corrientes revolucionarias surgidas del antiguo NPA), y camaradas no vinculados a ninguna corriente, nos convence de la viabilidad y la necesidad de extender dicho proceso a escala internacional. Las etapas están aún por determinar, pero la participación en nuestros encuentros revolucionarios de verano y la reunión internacional celebrada en ese contexto han dado cuerpo a esta perspectiva. Nos hemos fijado el objetivo de coorganizar un campamento internacional el próximo verano, para permitir los intercambios entre militantes, y no sólo entre direcciones. Este primer campamento internacional, organizado por el NPA-R, Izar, OKDE-Spartakos, SON y RSO, se celebrará en España a principios de agosto. Será una oportunidad para conocer mejor nuestras respectivas organizaciones y debatir sobre nuestros programas.
Textos de las plataformas
- Plataforma 1 : ¡Por un mundo sin fronteras ni patrones, urge una revolución! Construir el NPA-R como herramienta para un polo de revolucionarios
- Plataforma 2
- Plataforma 3